Cuando recibí el mensaje de Leidi a través de Instagram, despertó mi curiosidad de inmediato, ya que había estado intentando colaborar conmigo durante un tiempo. La solicitud inicial era crear una cohesión en sus canales de comunicación digital, pero nos enfrentamos al desafío inicial de definir su identidad visual.

Nuestra visión era desarrollar una marca que fuera profesional, elegante, juvenil y que rompiera un poco con los convencionalismos habituales asociados a los abogados. Para lograrlo, tuve que ajustar conceptualmente la marca. Optamos por un cambio de nombre, una reestructuración del isotipo y, por supuesto, un nuevo esquema de colores.

El resultado fue una representación visual basada en la analogía del hombre de Vitruvio, que simboliza el equilibrio y la simetría, valores centrales en la visión del derecho. La selección de la nueva paleta de colores se basó en mantener un toque formal, pero incorporando tonalidades más neutras y sobrias. La introducción de tonos grisáceos nos permitió transmitir con fuerza, pero con sutileza, los valores de la marca.